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Era un día muy alegre. La ardilla Noli y el gusanito Gusi corrían por el bosque, saltando y cantando. Estaban muy contentos porque iban a jugar con la eriza Tika. De camino, fueron a buscar a su amigo el dragón Rufo a la cueva de los frutos del bosque, a donde Rufo iba todas las mañanas a buscar moras y arándanos para desayunar.
Pero… ¡Ay, ay, ay!… Cuando estaban a punto de entrar en la cueva, vieron al pajarito Pipo que salía de ella volando, asustado… Y, al verlos, gritó… «¡Nooo, nooo…! ¡No entréis en la cueva!… ¡Rufo está dentro, convertido en un muñeco de nieve!… ¡Está congelado, igual que una estatua!… ¡No se mueve!…».
La bruja Burlona, que era muy traviesa, estaba dentro de la cueva con su gato Fefé. Y quería convertir la cueva de los frutos del bosque en la cueva del hechizo de las letras…
¿Qué hará Emma, para que sus amigos del bosque se libren de esta nueva travesura de la bruja?
INDICE
- A jugar con Tika
- El hechizo de las letras
- ¡Ayúdanos, Emma!
- Emma tiene un plan
- Una idea genial
- El gato Fefé
- Hay que romper el hechizo
A continuación se reproducen los tres primeros capítulos del cuento.
CAPITULO 1 • A JUGAR CON TIKA
Era un día muy, muy alegre. El sol sonreía, brillando en el cielo. Y la ardilla Noli y el gusanito Gusi corrían felices por el bosque, saltando y cantando. Estaban muy contentos porque iban a jugar con su amiga Tika, que vivía allá arriba, en la montaña.
De camino, pasaron por la cueva de Rufo, el dragón azul, para que fuera también con ellos a jugar.
—¡Rufo! ¡Rufo!… ¡Ven con nosotros a jugar a casa de Tika! —gritaron Noli y Gusi, asomándose a la entrada de la cueva.
Pero su amigo grandote y azul no apareció. Volvieron a llamarlo —¡Rufo! ¡Rufo! ¡Rufo!…— pero no oyeron nada… Rufo no estaba en casa.
—¡Ah!… ¡Ya sé dónde puede estar!… —dijo Gusi—. Seguro que ha ido a la cueva de los frutos del bosque, donde hay muchas moras, frambuesas y arándanos… Porque a Rufo le gustan mucho para desayunar.
—¡Vamos!… ¡Vamos a buscarlo!… —propuso Noli—. Y nosotros cogeremos también frutos del bosque para llevárselos a Tika.
Los dos amigos subieron corriendo por la ladera de la montaña, hacia la cueva de los frutos del bosque…
Y cuando estaban ya a punto de entrar en la cueva, vieron al pajarito Pipo que salía de ella volando, asustado… Al verlos, gritó…
—¡Nooo, nooo…! ¡No entréis en la cueva!
—¿Qué pasa? —preguntó Gusi, alarmado.
—¡Rufo está dentro, convertido en un muñeco de nieve!… ¡Está congelado!… ¡No se mueve!… —dijo el pajarito, asustado.
—¿Igual que una estatua…? —exclamó Noli, abriendo la boca sorprendida.
Pipo voló al hombro de Noli. Y les contó lo que había pasado.
—Yo estaba arreglando mi casa del árbol cuando vi a Rufo que entraba en la cueva. Fui a buscarlo para jugar… ¡Y, al entrar en la cueva, vi que Rufo se había convertido en una estatua de color blanco! —dijo Pipo, entre lágrimas—… ¡Está congelado, igual que un muñeco de nieve!
—Pero en la cueva no hace frío… —recordó Gusi— ¿Cómo se ha congelado?
—¡No sé!… Yo he gritado ¡Rufo, Rufo!… ¡Pero no responde!… ¡Parece una estatua!…
Noli y Gusi miraron al pajarito Pipo con los ojos muuuy abiertos, asombrados… ¿Qué podían hacer?
—¡Vamos a entrar en la cueva!… ¡A ver si podemos descongelar a Rufo! —dijo Gusi que, aunque pequeñín, era un gusanito muy valiente.
Y los tres amigos, con el pajarito subido en la espalda de Noli, entraron despacio, con mucho cuidado, en la cueva.
CAPITULO 2 • EL HECHIZO DE LAS LETRAS
Pero… ¡Ay, ay, ay!… Al entrar oyeron una carcajada que salía del fondo oscuro de la cueva…
—¡Jaaa, ja, jaaa…! ¡Holaaa, holaaa…! ¡Bienvenidos a la cueeevaaa…! ¡Jaaa, ja, jaaa…!
—¡Es la bruja Burlona! —exclamó Gusi, asombrado.
Y los tres corrieron a esconderse detrás del enorme muñeco de nieve en el que se había convertido el dragón Rufo.
—¡Jaaa, ja, jaaa…! —se oyó de nuevo la carcajada de Burlona—… ¡No os escondáis… que os voy a lanzar un hechizo muuuy divertidooo!… ¡Jaaa, ja, jaaa…! Porque, desde ahooora, esta será la cueva del hechizo de las letras…
—¿Has hechizado a Rufo?… ¿Y por eso está congelado como un muñeco de nieve? —le preguntó Gusi, valiente.
—¡Sííí, sííí…! ¡Jaaa, ja, jaaa…! —rió la bruja, saliendo del fondo oscuro de la cueva.
—¡Y ahora te toca a tiii… Gusiii…! —añadió Burlona—. Si no respondes al hechizo que te voy a lanzar, te convertirás también en un muñeco blanco, como tu amigo el dragón.
—¡Nooo!… ¡Y quítale el hechizo a mi amigo Rufo! —protestó el gusanito, enfadado.
—¡A ver, a ver si sabes las letras de tu nombre, para librarte del hechizo!… ¡Jaaa, ja, jaaa…! —rió Burlona.
Y, levantando su escoba, lanzó su hechizo con voz chillona…
—Gusi, Gusi… Congelado te vas a quedar, si tu nombre no sabes deletrear… ¡Tararí, tarará!
—¡Ay, ay, ay…! ¿Tú sabes las letras de tu nombre, Gusi? —preguntó Pipo, mirándole preocupado.
—¡Nooo!… ¡Soy pequeñito y no he aprendido aún las letras de mi nombre…! —dijo el gusanito.
Y, de pronto, Noli y Pipo vieron como la colita de Gusi perdía su color verde y se volvía de color blanco, como la nieve…
¡Oh, oh…! Y el color blanco siguió avanzando por el cuerpo del gusanito… Hasta que Gusi se quedó congelado… ¡Como una estatua!… Porque el hechizo de la bruja había convertido a Gusi en un gusanito de nieve.
CAPITULO 3 • ¡AYUDANOS, EMMA!
Noli y Pipo salieron corriendo de la cueva, asustados, mientras la bruja Burlona chillaba…
—¡No corráis, chicooos!… ¡Ahora os toca a vosotrooos!… ¡No os escapéis, que tenéis que responder a mi hechizooo!… ¡Jaaa, ja, jaaa…!
Pero Noli y Pipo corrieron y corrieron sin parar. Bajaron por el camino que llevaba hacia el río y, al llegar a la orilla, se encontraron con Emma que volvía a casa al terminar el cole.
—¡Emma, Emma… La bruja ha hechizado a Gusi y a Rufo! —gritaron a la vez Noli y Pipo—… ¡Y ahora son muñecos de nieve!
—¡Ay, ay, ay…! ¡Ya está Burlona jugando otra vez con sus hechizos traviesos!… ¿Dónde ha sido? —preguntó Emma.
—Ha sido en la cueva donde están los frutos del bosque, donde vamos a buscar moras y arándanos para comer —respondió el pajarito, señalando con el pico a la montaña.
—Dice la bruja que ahora es la cueva del hechizo de las letras —añadió Noli—. Y lanza su hechizo a los que entran a buscar comida…
—¡Sííí!… Y si no sabes las letras de tu nombre, el hechizo te convierte en un muñeco de nieve… ¡Como a Rufo y a Gusi! —dijo Pipo—. Nosotros nos hemos escapado corriendo porque no hemos aprendido aún las letras de nuestro nombre…
—¡Uy!… Eso se llama deletrear… Sentaos aquí y os enseñaré cómo se hace. Y así os libraréis del hechizo de Burlona… Luego iremos a la cueva, a ver qué podemos hacer para que Gusi y Rufo dejen de ser muñecos de nieve.
—¡Sí, sí… enséñanos! —respondieron.
Los tres se sentaron junto al río y Emma les enseñó un truco para saber qué letras tenían las palabras. Y, así, aprenderían a deletrear su nombre. Al terminar, Emma dijo…
—¡A ver, Noli! ¡A ver si lo has aprendido bien!… Tienes que decir tu nombre muuuy despacito, haciendo que suene cada letra… ¡Vamos!…
—Nnnnn… ooooo… lllll… iiiii… ¡Oh, mi nombre tiene cuatro letras! —dijo Noli muy contenta.
—¡Muy bien! —la felicitó Emma—. Lo has hecho muy bien, Noli… Has dicho la letra n… la o… la l… y la i… que son las cuatro letras de tu nombre… ¡Ya has aprendido a deletrear tu nombre!
—¡Ahora yo, ahora yo…! —pió Pipo—. Voy a decir mi nombre haciendo que se oiga cada letra: ppppp… iiiii… ppppp… ooooo… ¡Mi nombre tiene también cuatro letras, igual que el de Noli!
—¡Muy bien, Pipo! Tu nombre tiene las letras p… i… p… o… ¡Y ahora os voy a enseñar a dibujar esas letras para que sepáis escribir vuestro nombre! —dijo Emma, mientras cogía un palito para dibujar las letras en la tierra, donde estaban sentados.
—Mira Pipo, la letra ppp… p es un palito con una pelotita redonda arriba, al lado. La iii… i es también un palito, pero con un puntito encima. La otra ppp… p, ya sabes, es el palito con la pelotita… Y la ooo… o es una pelotita pequeña y redonda… —fue explicando Emma, mientras dibujaba las letras en la tierra—… ¡Hala! ¡Ahora dibújalas tú, Pipo…!
Pipo bajó la cabeza y dibujó las cuatro letras de su nombre en la tierra, con su pequeño pico… ¡Y lo hizo muy bien!
Después, Noli hizo lo mismo. Con un dedo de su patita dibujó la letra nnn… n igual que una montaña pequeñita. Después la ooo… o redonda como una pelotita. La lll… l como un palito. Y, por último, la iii… i dibujando un palito más pequeño con un puntito encima…
—¡Lo habéis aprendido muy, muy bien!… La bruja ya no os podrá convertir en muñecos de nieve con su hechizo de las letras —celebró Emma sonriendo—… Y, ahora, vamos a la cueva, a decirle a la bruja Burlona que quite el hechizo a Gusi y a Rufo.